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Son una tradición muy arraigada en Venezuela
En el cristianismo la cruz simboliza "la muerte redentora de Dios, la redención misma en la sangre de Dios, la identificación con los sufrimientos de Cristo por la unión con su cuerpo místico -la Iglesia-, en el cual nuestros sufrimientos forman uno solo con los de Él, desde el punto de vista sobrenatural".
El 3 de mayo la Iglesia Católica recuerda la tradición del hallazgo por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, en el año 324, del madero donde murió Jesucristo. En la versión popular el velorio a este símbolo es una de las celebraciones más importantes del calendario de fiestas tradicionales.
Los velorios de cruz de mayo, de origen español y de carácter religioso, son una tradición muy arraigada en Venezuela, que incorporan elementos culturales indígenas y afrovenezolanos de cada región del país. Están ligados en sus orígenes a la naturaleza, al medio rural, a la agricultura, y constituyen un ritual que se repite año tras año para propiciar buenas cosechas.
En esta festividad el símbolo de la cruz invita a la comunicación, a la reunión, al canto y a la música: es espacio para elevar peticiones y plegarias en el mes de las flores, de la Virgen, del inicio de las lluvias y con ellas, la fertilidad de la tierra.
La Cruz de Mayo se convirtió en símbolo de protección, razón por la cual se encuentra presente en haciendas, pueblos, caseríos, sembradíos y, más recientemente, en ciudades y barrios. El ritual de la cruz de mayo se inicia con los preparativos, a finales del mes de abril para "vestir" y adornar la cruz.
Una vez vestida y adornada, se le colocan ofrendas con flores y frutos, la gente se aglomera a su alrededor, se encienden velas, se rezan e improvisan cantos y recitan versos, unos sagrados y otros profanos, haciendo referencia a hechos cotidianos; estas reuniones se repiten a lo largo del mes, desde la noche hasta el amanecer. En nuestro país se celebra el 3 de mayo como día de la cruz, pero a lo largo de todo el mes se realizan velorios en su honor. Este ritual está presente en casi toda Venezuela: los Llanos Occidentales, Oriente, Litoral Central, específicamente en los estados Aragua, Miranda, Apure, Lara y Guárico; a excepción de los estados Mérida, Zulia y Táchira.
En algunas regiones de Venezuela se habla de "bailorio" en vez de velorio debido a que se baila en su honor. Según las regiones se cantan: galerones y malagueñas en oriente, fulías en el centro, se recitan décimas y a veces, se cubre la cruz en señal de respeto para bailar al son de tamborcitos, y al entusiasta coro que acompaña a los decimistas, poetas espontáneos quienes improvisan versos con una admirable maestría.
En la Costa Central del país, Carabobo, Aragua, Distrito Federal y Miranda son entidades cuyas poblaciones poseen gran ascendente negroafricano, proveniente de tiempos coloniales, cuando la esclavitud contribuyó a enriquecer a la metrópoli española con la producción de caña, café y cacao. En esta región la celebración de la cruz de mayo posee un carácter marcadamente mestizo.
En su música, representada por los cantos de fulía, predomina la polirritmia africana, marcada por las tamboritas. En su estructura literaria se destacan la copla hispánica en los cantos que acompañan a la fulía y la décima en los recitativos.
A pesar de la manifiesta variedad musical con la que en el país se acompaña la devoción de la cruz -que comprende galerones, punto y llanto, fulías y malagueñas en Oriente y la región guayanesa; otro tipo de fulías en Barlovento, romances en Falcón y algunos lugares de Barinas y Portuguesa y tonos en el resto del país donde se venera la Cruz- el canto de estos últimos es quizá la expresión más importante.
Por lo general, estos cantos siguen la siguiente distribución: hasta la medianoche, tonos de pasión; después, tonos de María hasta las tres de la madrugada, y hasta las cinco tonos de juguete. Reunidos todos en torno al altar se invoca la cruz entonándose sus cantos que incluyen el rosario recitado o cantado.
En Caracas, producto de las migraciones de la gente del interior a las ciudades, se observa como esta tradición se ha trasladado con sus portadores, enriqueciéndose en un contexto distinto al que le dio origen, pero no por ello perdiendo la religiosidad y la fe que lo motiva, sino adaptándose a las circunstancias y vivencias de los barrios y clubes de Caracas.
Así, los velorios de Cruz de Mayo en nuestra ciudad son una manifestación cultural que se mantiene, se revitaliza y se arraiga cada día más. Famosos y concurridos eran los velorios de cruz de mayo en el Club Los Cortijos, ahora destacan San Agustín del Sur, Petare, La Vega, y recientemente los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott y el Banco Central de Venezuela, en los espacios abiertos de su sede.
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